La Luna y los apetitos

El "apetito" es la inclinación  instintiva a algo que se siente como  un bien , o como algo que nos conviene. 

Hay varias clases de "apetitos"
Pueden ser apetitos "sensitivos": esto significa  nuestra inclinación hacia lo que nos gusta, sin poder explicar el porqué. 

Están los "apetitos racionales", en donde uno   "elige inclinarse hacia lo que considera razonablemente que es lo mejor" . Es como un apetito más "elevado", es decir que hay un concurso de la inteligencia  en el acto de dirigirse electivamente hacia algo. 

Carta del Tarot “La Luna”


El "apetito sensitivo" es una tendencia  que podemos descubrir en la carta natal, analizando  los aspectos de la Luna.


Hay dos grandes subdivisiones del apetito lunar, o sensible:

Concupiscible:  el alma codicia los bienes que percibe con los sentidos y huye de los males contrarios.

Cuando la Luna se vincula a Venus  le aporta más humedad; -es decir adaptabilidad- la tendencia es al apetito concupiscible, de naturaleza pasiva: tienden  a preferir el placer, el bienestar y la armonía ante cualquier clase de conflicto o lucha. Evita los conflictos, pero tambien el esfuerzo.  
El equilibrio a este apetito, es la virtud de la Templanza: nos modera esa tendencia a la relajación y anima al alma a buscar el bien que la razón nos señala. 


La Templanza invita a la moderación, el autocontrol


Irascible: cuando la Luna se vincula a Marte  es de naturaleza activa; el alma es excitada por el calor marcial a conseguir algún bien  o a remover los obstáculos que impiden la consecución o turban la posesión del bien apetecido. Al restarle humedad, hay menor adaptabilidad. 

El equilibrio a este apetito es la virtud de la Fuerza: dominar la tendencia a través de la razón, esto  nos lleva a hacer el bien aunque algo nos dañe o nos resulte amenazante. 



La carta simboliza la fuerza bruta (el león) derrotada por la inteligencia.





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